Festejar o no festejar, he ahi la cuestión.

Nunca encontré a tanta gente invitando a no celebrar las fiestas patrias. De hecho, nunca me habían invitado a no ir a una fiesta. Parecería una paradoja, regularmente nos organizamos para hacer algo, ¿pero para no hacer nada? Pareciera que los mexicanos necesitamos una justificación hasta para la no actividad; de hecho, ya es de alarmarse el saber que existan connacionales que consideran la posibilidad de sumarse a un ‘no festejo’.

Después de todo, casi 50 mil muertos en una batalla que no se le ve fin y una economía con un ‘catarrito’ que ya es enfermedad crónica dan suficientes motivos para no ponerse efusivo.

¿Hay motivos para celebrar? El que busca encuentra, aunque sea debajo de las piedras, por eso aquí le damos unas razones para sacar el tequila, el confeti y los pambazos. Si de cualquier forma no le convencen, entonces le daremos otras para reafirmar su idea de encerrarse a piedra y lodo en su casa, en espera de que acaben los juegos pirotécnicos, el Grito y el desfile.

Razones para festejar

Coloso Bicentenario
- Justificar el gasto. Yo no sé usted, pero a mí el Bicentenario me quedó a deber. La exorbitante cantidad gastada en cosas como la Estela de Luz, que para colmo aún no terminan, deberían reponerla con una continuación del festejo para este año. Que saquen al Coloso de su letargo para que todos bailemos con él y al último que lo repartan en pedacitos como un bonito souvenir.

-Por los puentes. Dicen que órgano que no se utiliza, tiende a desaparecer (ya sabrá usted cuál no usa un diputado). Pues así se empieza. Si no festejamos, no habrá justificación para los días festivos y el gobierno pensará de forma errónea que no lo necesitamos (seamos sinceros, el gobierno no encuentra una crítica en todo esto). ¿Se imagina un año sin puentes? ¿Verdad que ahí ya lo piensa? Salga y arme la fiesta, no le dé gusto a esos capitalistas que lo quisieran ver trabajando de sol a sol. Más de 100 millones de mexicanos se lo agradecerán.

-Que se levantó el SME. No quiero alarmarlo, pero nada nos garantiza que el año próximo los ex trabajadores de Luz y Fuerza no tendrán una carpa en el Zócalo. Esta vez se quitaron, la próxima quién sabe. Vaya y tome una foto de una plaza despejada, como en los viejos tiempos, en una de esas, su foto será histórica y una imagen así sólo será posible en papel.

-Por los ninis. Somos el tercer país del mundo con el mayor número de gente que ni estudia ni trabaja. ¿Quiere que seamos el primero que ni festeja? En días así, se encuentran los pocos momentos en que este sector encuentra una oportunidad para hacer algo, aunque sea en el hedonismo.

-Por el próximo Presidente. Con seguridad no lo había pensado, pero en un año exactamente, ya sabremos quién será el próximo Presidente de México para el periodo 2012-2018, y por lo mismo, dos terceras partes de la población estará en estado depresivo o peor, ‘enchilado’ (un mexicano me entiende) por el resultado. Imagínese usted siendo partidario de López Obrador, sabiendo que en unos meses asume Peña Nieto; o usted, priista de hueso colorado, queriendo retrasar el tiempo para no ver a AMLO con la banda presidencial. Ya no digamos de usted, panista por convicción, llorando por la silla grande, con la conciencia de que es horrible tenerla para después perderla. Se acordará de mí cuando le digo que mejor festeje este año, porque el próximo, México no volverá a ser el mismo.

-Porque si usted no festeja, a los políticos no les importa. Entiendo que quienes sugieren no celebrar las fiestas patrias, lo hacen como una forma de protesta. Pero la experiencia nos dice que a los que dirigen este país estas cosas ‘ni las ven ni las oyen’. A menos que los agarren con las manos en los quesos, hemos visto que todo lo demás ni los despeina. Así que recuerde, que mientras usted está enclaustrado y refunfuñando por el ruido de cohetes y música ranchera, una líder magisterial se la pasa de lo lindo entre viandas importadas, un ex gobernador se lame los bigotes después de beber champagne al brindar por su próxima candidatura, un ex secretario deja seis mil pesos de propina, mientras un alcalde prepara y comenta su próxima boda.

- Porque aún existimos. Porque México es Grande, Grande (ups, creo que eso va en otro lado). Mire que tantas décadas y generaciones de gente queriendo acabar con este país, desde dentro y fuera, y que aún sigamos sobre el mapa es algo extraordinario. Su propia sobrevivencia es algo para echar fanfarrias. Salir completo del transporte público, estirar su sueldo cada quincena, escuchar las tonterías de políticos y poderse levantar al día siguiente como si nada, mire que usted, sí usted, es el verdadero héroe de esta película. Así que festejemos por usted.

Razones para no festejar

Si ya llegó hasta aquí es porque no salió corriendo a asaltar las últimas ofertas de las licorerías . Ahora le daremos estonces unos motivos para reafirmar esa intención de no salir. Si le preguntan y las explicaciones de inseguridad, economía y hartazgo no le bastan a quien lo interroga, quizás estas sí.

- La comida. No entendemos, somos el primer lugar en obesidad infantil y es precisamente porque en toda fiesta tenemos los alimentos más peligrosos. No he visto ni me imagino una noche mexicana vegetariana y que prescinda de pambazos, tacos, tamales, ponche, atole, pozole, flautas, quesadillas y demás. ¡Háganlo por los niños! Y no nos pongan esas delicias a nosotros que no tenemos llenadera.

- El agua. Dice el Sistema de Aguas que el suministro del vital líquido se regularizará en las próximas horas en el DF, lo que por experiencia se traduce en que tal vez y el siguiente lunes ya salga algo de los grifos. Un día, máximo dos, sin bañarse y lavar trastes es tolerable, pero más de eso es tentar a la llegada de un apocalipsis urbano con cazuelas pozoleras proporcionales a los habitantes de la capital en espera de limpieza. Eso sin contar el pequeño detalle de no poder jalarle a un baño. Una fiesta sin agua es impensable.

-Las televisoras. En septiembre, no hay fiesta sin Grito, y para eso, o se va al Zózalo o plaza principal o lo mira uno por TV. Esto último sería suficiente razón para cancelar no sólo la concesión, sino todo el festejo para siempre. En cadena nacional, nos muestras a ‘mexicanísimos’ personajes (aunque su nombre sea Laura Bozzo) vestidos de charros y chinas poblanas, describiendo la felicidad de ser independientes un año más, de su orgullo de celebrar en su tierra, aunque eso sea grabado y en realidad estén en Las Vegas.

- Por la espuma. Alguien debe ser el culpable de esto, pero si hay algo insoportable de esta fiesta es el uso de espuma baña todo. A sabiendas de que existen mejores y más excitantes maneras de darle uso a una espuma, es inconcebible que alguien se divierta emulando a un muñeco de nieve. Todos los años dicen que está prohibida y todos los años sale a relucir. Sólo por librase de este maldito ingrediente, le doy la razón si gusta quedarse en casa.

- Por no saber qué se festeja. Si yo voy al cumpleaños de zutano, es porque sé que es su aniversario; si asisto a la celebración de mengano, es porque se graduó, se casó o se divorció. Pero sin duda esta es la fiesta en la que pocos, muy pocos saben qué se festeja. Pregúntele a un chic@ quiénes son los Niños Héroes y le dará el nombre de varios de la selección mexicana Sub 17; pregúntele también dónde se firmó el Plan de Iguala y será un milagro que le conteste a la primera y bien. Haga una prueba, sus detractores irán cayendo poco a poco y puede que se queden con usted a hacer cualquier cosa, menos a festejar.